Como algunos dicen que yo no existo, que soy un personaje inventado, quiero demostrar que es falso y entrevisto a
Fernando Saldaña para que opine al respecto. ¡
Ale!
Arcadio: ¿Cuándo nace Arcadio?
Saldaña: Arcadio ha existido siempre. Creo. Yo le conocí en 1998, en un mercado medieval en
Totana, en Murcia. Él iba empujando un carro cargado de piedras curativas que vendía a los visitantes: "
piedras para el dolor de cabeza, para el dolor de pies, para el mal aliento, para curar el estrés..." Y la gente se las compraba.
Para mí
Arcadio nació hace algo más de diez años.
Arcadio: ¿Por qué escogiste a Arcadio como ayudante?
Saldaña: Porque es fiel y servidor. Algunos creen que es un poco tonto, pero no es verdad: encierra toda la sabiduría de nuestras gentes, toda la ingenuidad de un niño, y toda la imaginación de un artista. Arcadio no tiene maldad. Para él todo es juego y diversión.
Arcadio: Ahora que quiero ser mago ¿cómo voy a hacerlo si ya hay otro mago que se llama "
Arkadio"?
Saldaña: Es que en 1998 no conocía a
Arkadio. Pero eso no es un problema, porque hay muchos magos que se llaman Miguel, por ejemplo. Además, y sin pretender desmerecer a nadie, tú eres mucho más guapo que
Arkadio. No hay más que ver tus fotos.
Arcadio: Para ser un buen mago ¿Tengo que vestirme con traje y corbata o pajarita?
Saldaña: Un mago es siempre mago. El hábito no hace al monje. Para ser mago hace falta hacer magia y que la gente vea que tú la haces.
Arcadio: ¿Entonces puedo seguir con mi bata, mi gorra y mis pantalones viejos?
Saldaña: Claro, pero deberías limpiarte los zapatos.
Arcadio: Es que nunca me acuerdo.
Saldaña: Al menos
lávate las manos.
Arcadio: Es que nunca me acuerdo.
Arcadio: ¿Cómo se consigue hacer magia?
Saldaña: Tú lo has logrado porque aprendiste a decir las palabras mágicas. Otros usan los
polvitos mágicos, o la varita. En realidad la magia se lleva dentro: si crees en ella, acaba saliendo, pero tienes que creer en ella de verdad.
Arcadio: Me gustaría hacer magia contigo, juntarnos en una gala: Arcadio y
Saldaña juntitos los dos.
Saldaña: Somos magos, a lo mejor lo conseguimos un día.
Arcadio: Vale. Me marcho que no sé qué más preguntarte. Tenía muchas preguntas, pero se me han olvidado.
Adiós.
Firmado: Arcadio